De todas las fiestas del calendario hebreo, hay tres que tienen una particularidad en común, y ellas son: Pésaj, Shavuot y Sucot. A estas fiestas se las conoce como los shalosh regalim (las tres fiestas de peregrinación), pues en las épocas del Templo Sagrado, en estas fiestas existía la obligación de ascender hacia Jerusalem. Estas tres fiestas, que en su origen están relacionadas con sucesos históricos determinados, tienen también una estrecha relación con las distintas etapas del trabajo de la tierra.
Ricos en significado, el lulav y el etrog son centrales en esta alegre fiesta, junto con el mirto y el sauce. Lulav es una palabra hebrea que significa “rama de palmera” y se refiere a un objeto ceremonial único asociado con la fiesta de Sucot. Etrog significa limón, y se refiere a una fruta parecida a este cítrico usada en conjunto con el lulav en el ritual de Sucot. Los rabinos establecieron un paralelo entra la sociedad y estas cuatro plantas: hay gente llena de sabiduría y utilidad; otros pueden poseer conocimientos pero carecer de comprensión humana; algunos pueden ser bondadosos pero no tienen grandes dotes intelectuales y, finalmente, hay quienes son simplemente seres humanos. Todos ellos conforman una gran familia en la que cada quien es esencial y nadie es prescindible.
Sucot es precisamente el contrapeso de Yom Kippur. Yom Kippur tiene lugar dentro; Sucot tiene lugar fuera. En Yom Kippur ayunamos; mientras que en Sucot festejamos. En Yom Kippur rezamos; en Sukot construimos nuestra fuerza y nuestra energía. En Yom Kippur tenemos un libro entre las manos; en Sucot sostenemos el lulav y el etrog, es decir, sostenemos la naturaleza misma. En Yom Kippur estamos serios e introspectivos; en Sucot se nos llama a la alegría.