Año a año, nuestro luaj ivrí nos invita a festejar, a disfrutar, a realizar, a conmemorar. La celebración de Purim, que tiene lugar el 14 de adar, conmemora la salvación de las comunidades judías que vivían bajo el dominio persa, del intento de exterminio ideado por Hamán.
La fiesta celebrada el 14 de Adar, deriva su nombre de la palabra “pur”, que significa “sorteo”, refiriéndose a las suertes que echó Hamán para determinar el mes y el día más favorables para exterminar a los judíos de Persia. Este fue el nombre adoptado por los judíos de aquellos días, como leemos en la Meguilá de Esther: “De donde llamaron estos días Purim, pur - suerte”.
Esther y Mordejai eran judíos; cabe preguntarse ¿qué tipo de judíos eran entonces? La Meguilá nos cuenta cómo Esther no reveló a su gente su condición de judía mientras vivió en la corte del rey.
La historia diría que los judíos, al haber sido conquistados, hubieran debido adoptar las costumbres que tenían aquellos con quien en cada momento habitaban. En lugar de ello, Purim destaca: no se salvaron por asimilarse; se salvaron por mantener sus valores y su forma de vida. El concepto de preservar la diferencia es positivo; revaloriza algo que vale la pena proteger y que es un precioso legado “espiritual” que hemos heredado.
El hecho de proclamar Purim para todas las generaciones tiene su origen en esa actitud. Purim nos da una visión de cómo vivir como judíos, y cómo preservarnos a nosotros mismos, en la diáspora.
Repetir cada año la historia de Purim nos induce no solamente a estudiar el contenido del Libro de Esther, sino también de todos los libros de la Torá, que nos enseñan quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos y cómo lograr aportar lo mejor al mundo y esto último no es posible ni con temor ni en el anonimato. A la pregunta anteriormente planteada de si participo en la sociedad civil aportando mi legado, una verdadera respuesta: PARTICIPO PORQUE SOY JUDÍ.
Entre las Mitzvot de Purim están:
1) La lectura de la Meguilat Esther- k'riyat ha'megillah
El libro o Meguilá de Esther es uno de los Ktuvim (escritos) del Tanaj, que se presenta en un rollo. En él se narra toda la historia de la reina Esther y de la salvación de los judíos en el imperio Persa. Durante la lectura de la Meguilá es costumbre hacer ruido cada vez que se nombra a Hamán, como forma de abuchearlo.
2) Mishloaj Manot
Este es otro de los preceptos de Purim, que implica enviarle al prójimo alimentos, como nos enseña la Meguilá de Esther. La razón de este precepto es que cuando la persona le envía a su prójimo un regalo o un presente le está expresando su sentimiento de aprecio y amor por él, y de esa forma también se implanta en el prójimo un sentimiento similar. Se muestra lo opuesto de lo que dijo Hamán - que el pueblo de Israel es una nación separada y dispersa entre los demás Pueblos. Cuando una persona le envía alimentos a su prójimo de manera honorable, está compartiendo su alegría de Purim.
3) Matanot laevionim
Otro de los preceptos es entregar dinero o cualquier tipo de regalo al que se encuentre necesitado. En Purim debemos practicar esta Mitzvá al menos con dos personas diferentes. Es importante tener en cuenta que los Matanot laevionim son un precepto aparte del precepto de Mishloaj Manot y por supuesto, de la Mitzvá de Tzedaká.
4) Hacer un banquete festivo
Preparar un banquete festivo, como es costumbre también en otras festividades judías, con comida y bebida, hasta el punto de no distinguir entre Hamán y Mordejai. Es típico comer Oznei Amán – orejas de Amán- Hamantachen en yiddish.